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La Batalla de Angels-sur-Floor fue un enfrentamiento militar que libró el entonces Imperio Colonial Vereiano contra las tropas nacionalistas de Principado de Ikerne, Principado de Sara y Principado de Izaro, el día 11 de tanyano del año 4 en el pequeño pueblo ikernés de Angel-sur-Floor. El día anterior, la victoria en la Batalla de Txoko ya había abierto la puerta a la contraofensiva vereiana, y los ejércitos de los nacionalistas habían quedado tremendamente mermados.

Se considera a día de hoy a la Batalla de Angels-sur-Floor como la última gran victoria de tropas del Imperio Colonial Vereiano en Ilisia, una de las últimas batallas del imperalismo vereiano y la última batalla de la historia librada con el uso de caballos -con un blindaje altamente especializado-.

La Ofensiva Suivin vereiana buscaba contrarrestar el empuje del nacionalismo de los tres estados de la isla, ya que ninguna tropa del ICV había obtenido una victoria significativa en el PIZ o en el PSR desde hacía casi tres años. Así que los vereianos llevaron al grueso y a la élite de su ejército a la isla; y el día 10 arrollaron a las tropas nacionalistas en el pueblo de Txoko, a 58 kilómetros al oeste de Angel-sur-Floor. En esa batalla, los nacionalistas perdieron más del 75% de sus ejércitos, mientras que los vereianos tuvieron menos de 42.000 bajas. El alto mando del PSR sugirió plantar cara con todo lo que quedaba del anterior enfrentamiento en Angel-sur-Floor, y pese a la oposición ikernesa el voto a favor del Principado de Izaro (sin el consentimiento de su presidente Timothy Gaunt, ya que apenas acababa de obtener su segundo mandato) decantó la balanza a favor de defenderse en el pequeño pueblo. Todos los habitantes fueron evacuados, por lo que no se registraron víctimas civiles. No obstante, la enconada resistencia de los nacionalistas hizo que más de 130.000 soldados perdieran la vida en la batalla.

Antecedentes

Véase: Batalla de Txoko

La batalla

David y Galaxy rodearon el pueblo de Angel-sur-Floor con su ejército. Entre sus soldados se encontraba la XLVII Brigada de Caballería, 260 jinetes armados y muy blindados que constituyeron el último batallón de caballería en combate de toda la historia. Sorprendentemente, solo dos de ellos murieron en la batalla, aunque perecieron 39 animales.

Los soldados entraron en el pueblo por las siete carreteras de acceso y las cerraron para que nadie pudiera salir del pueblo sin su consentimiento. La batalla fue muy ardua. Los soldados ikerneses utilizaron barricadas en la superficie mientras los jarrilleros se escondían en las alcantarillas, pero la táctica funcionó solo a medias pues los vereianos ya tenían conocimiento pleno del mapa del alcantarillado de la villa.

En las alcantarillas murieron casi 5.000 hombres, muchos de ellos por explosiones accidentales o provocadas con granadas. Varios edificios del pueblo se derribaron precisamente por culpa de esas explosiones en el subsuelo, hundiéndose en el asfalto y provocando a su vez más bajas militares.

El pueblo quedó completamente arrasado. El enfrentamiento empezó a las 11:35 y acabó casi 12 horas después, a las 23:28. Los vereianos no lograron hacer todos los prisioneros que pretendían, pero gracias a su tenacidad y a su abrumadora superioridad numérica se hicieron con una importantísima victoria.

Consecuencias

El Imperio Colonial Vereiano, tras las batallas de Txoko y de Angels-sur-Floor, reafirmaba su voluntad de conservar sus territorios en Ilisia (hoy todos ellos están bajo control y administración del Principado de Ikerne), y la victoria de Gaunt en las elecciones izarinas hizo que el PIZ firmase una nueva alianza con el ICV. El Principado de Sara no quiso quedarse atrás y ratificó una nueva alianza con el Pacto de la Jarrilla, alianza bilateral aún efectiva a día de hoy entre la Federación y el estado bicontinental.

Véase también

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